No te conformes con los adoquines
o con la perfecta piedra ordenada sobre las calles
levanta la vista y camina rampante.
No te quedés a contar penurias
el duelo y las heridas son solo tormenta
después, vuelve el sol, para nosotros, en bandeja.
No insistás en el peligro que pueda trazegar tus pasos
el camino es algodón, cada vez que lo creás deveras
cada vez que alcancés el alba y su coro de gallos.
No te conformes con la urbe amurallada
levanta la vista, busca también en lo alto
donde escapan por poco los balcones y las terrazas.
o con la perfecta piedra ordenada sobre las calles
levanta la vista y camina rampante.
No te quedés a contar penurias
el duelo y las heridas son solo tormenta
después, vuelve el sol, para nosotros, en bandeja.
No insistás en el peligro que pueda trazegar tus pasos
el camino es algodón, cada vez que lo creás deveras
cada vez que alcancés el alba y su coro de gallos.
No te conformes con la urbe amurallada
levanta la vista, busca también en lo alto
donde escapan por poco los balcones y las terrazas.
No te conformes con el suelo
porque pronto aparece el humo despreocupado
de las tardes de domingo...del café, de la ciudad y de los cigarros.
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